En un
mundo lineal, monótono, repetitivo y por lo tanto, aburrido como lo es el
nuestro, en el que el espíritu decrece y
perece lentamente ante la amarga realidad en la que vivimos, es necesario en
ocasiones tomar otros caminos para evadir, temporalmente, la resaca que nos
provoca la vida cotidiana.
Y aunque
cada cosa que vemos, cada ente que palpamos en dicha realidad es la muestra
irrefutable de cómo se va transformando nuestro entorno y va cambiando el
significado de las cosas que tenemos a la mano, también nos corresponde
contribuir de alguna manera a transformar dichos significados.
En esta
sección hablaré de la realidad cultural de nuestro entorno y sobre todo de los
nuevos significados que van adquiriendo
cosas tan comunes como las pintas en las bardas, los viajes en el metro,
los nombres de las calles… la cultura misma en su totalidad, con el deseo de
preservar el presente a la posteridad.
Acompáñenme
a conocer ese dédalo de Escher que es la cultura, donde todo se entrelaza y no
hay cabos sueltos.