jueves, 1 de agosto de 2013

[Editorial]: El valor de volver vivos.


La única manera de hacer una revista es que unos jóvenes amen u odien algo con pasión. Lo otro es una antología. Jorge Luis Borges.

[Vaguedades] fue imaginada como un medio para  difundir el conocimiento que parecía estar reservado sólo a las mentes más esmeradas. Soñamos una revista que fuera el justo medio entre la divulgación y la investigación. De igual forma quisimos dar cuenta de lo cotidiano como parte de la cultura y de que la historia está presente en cualquier elemento común de nuestra realidad. Sin embargo durante los tres números que duró la primera época, varias circunstancias nos demostraron que todo eso no era tan sencillo, debíamos ser humildes y reconocer que necesitábamos trabajar en equipo.
En esta nueva etapa nos hemos renovado, pues también aprendimos que internet aún está lejos de ser un medio de difusión masiva. Por ello queremos publicar nuestros contenidos en papel y en los medios digitales, y si bien no conseguimos el objetivo de ser una revista impresa y electrónica, tampoco hemos dejado a un lado dicha intención, pues nuestro propósito seguirá siendo fomentar la lectura crítica. Tal vez lleve tiempo llegar a ser una revista multimedia, pero no pensamos desistir hasta conseguir que un número significativo de personas lea lo que queremos compartirle y discuta con nosotros nuestros propios contenidos. El hecho de que tú, lector, estés ojeando este editorial es signo de que estamos haciendo las cosas bien y vamos por buen camino.
De igual forma ampliamos nuestros temas con el fin de mostrar que es posible vagar entre intereses que no parecieran ser compatibles, pues queremos que nuestra revista sea realmente multidisciplinaria e incluso multicultural. Si lo cotidiano puede convivir con o abstracto, es justo que hablemos de lo que ocurre a nuestro alrededor para que nuestras palabras y nuestras ideas nos hagan más reales.
Somos [Vaguedades] porque decidimos no seguir ningún camino, buscar sin esperar que una serie de ideas preconcebidas nos tracen una ruta; porque no creemos en la idea de progreso ni en ningún fin de las cosas. Somos [Vaguedades] porque seguiremos hablando de lo otro, lo vago, lo no-definido, lo anormal, lo extraño. Somos [Vaguedades] porque ello nos permite quitarle el valor que nosotros mismos le hemos dado a las palabras, o dicho de otro modo, porque intentamos despojarnos –dentro de nuestras posibilidades– de las viejas cargas semánticas que explican nuestra realidad, con el único fin de reinventarnos y a su vez, transformar nuestro entorno. Por lo mismo en [Vaguedades] no hay teleologías ni caminos establecidos, pues queremos crear nuevas rutas con las cuales defender nuestras propias ideas, y aunque en ocasiones coincidimos con tal o cual ideología ello no significa que la profesemos al pie de la letra. Por lo tanto, y para concluir esta declaración de principios, Somos [Vaguedades] porque queremos salir de nuestro sitio de confort: la universidad, la academia, el dogma, el gremio; para explorar alrededor de nuestros propios lugares comunes y descubrir la realidad que nos depara detrás de aquella celda monástica que nos fue asignada en el Gran Hotel Abismo. Así que vamos a pasear y no volveremos con las manos vacías y sin nuevos compañeros de viaje.
En este número de [Vaguedades], Israel Rojas presenta un poema próximo a publicar en su libro Ausencia de Girasoles; V. Tezcaltzin entrega una interpretación del amor cortés desde la perspectiva de un historiador; Becka Nurmi publica un poema (de tres) sobre lo tristes que son las despedidas; José Ángel Álvarez analiza la labor de Kalu Tatyisavi, un hombre de palabras de la mal llamada cultura mixteca y da muestra de cómo este autor se apropia de lo otro, lo nuestro, para recrear una identidad colectiva, la suya; Citlalli Flores nos deleita con un artículo sobre el origen de lo que ahora conocemos como Comida Típica Mexicana mientras nos cuenta sobre la dificultad que había en la Nueva España para encontrar un recetario; José García nos invita a revisar la Revolución Mexicana desde otro enfoque; Lizbeth Rosas analiza el ideal de la infancia a través de la fotografía en el Siglo XIX mexicano; Roberto Tiempos ve al futbol desde afuera de las canchas, relacionándolo con la historia y demás ciencias sociales; Sandra Silva hace una crítica del consumo de productos verdes. Eduardo Reyes hace una reflexión sobre la enseñanza de la historia y propone una educación integral (a manera del modelo educativo griego) y la falta de pasión por parte de un gran número de docentes hacia su labor, ahora que se buscan propuestas para solucionar el problema educativo. Judith Domínguez y Ricardo Legaspe explican algunos rasgos generales sobre el duelo y los procesos de asimilación de la pérdida; Leonardo Solís, Arístides Villa y Juvenal Valenzuela hacen un análisis de la figura y la muerte de Hugo Chávez; Sandra C. Aguilera H. describe el trance entre la vida y la muerte en una cama de hospital, Paolo Denouve nos cuenta su amor de despedida, Luz Méndez reseña Las cosas que no nos dijimos, novela de Marc Levy y por último, Ana Elena V. presenta su sección [secretos de alcoba]. Sin prometerles destino alguno pero un viaje bastante ameno los invitamos a vagar en esta nueva odisea. 
Año 1. Número 0. Abril 2013.



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