jueves, 1 de agosto de 2013

[Psicología]: El duelo: una aproximación vivencial y psicológica.

[Judith Domínguez y Ricardo Legaspe]

“La muerte está tan segura de su victoria,
 que nos da toda una vida de ventaja”.
Luigi Valdés.

A nadie le resulta agradable hablar acerca de pérdidas, sin embargo a donde quiera que miremos y en cualquier momento de la vida nos enfrentamos con ellas. La palabra pérdida no se refiere exclusivamente a la muerte, también hace referencia a la dolorosa experiencia que conlleva el abandonar, ser abandonados, alejarnos, cambiar, renunciar. Las pérdidas no sólo incluyen a nuestros seres queridos, sino también aspiraciones, ilusiones, etapas, salud, etc.

En cada pérdida se experimenta dolor, angustia, tristeza, etc., y tanto el dolor como la dificultad para superarlo dependerán de la intensidad de ella. En este sentido, la pérdida más profunda, dolorosa y difícil de superar es la muerte.
La concepción de la muerte es un término con el que día a día el ser humano ha debido convivir desde sus auges, primero, como ser biológico y, después, como ser social. Vamos, también está dentro de las etapas naturales del ser humano: nacer, crecer, reproducirse y morir.
Anteriormente, en nuestra historia, la muerte era un ser más cercano, y más tranquilo, a nosotros. El ser querido moría en una habitación rodeado de toda su familia, los niños estaban más en contacto con el moribundo y el dolor hacia el muerto, o el duelo, era vivido a su debido tiempo o antes de la muerte. Sin embargo, hoy en día, el dolor que ocasiona la muerte se trata de minimizar cada vez más y esto a su vez repercute en la salud psicológica de las personas.
Con respecto a esto O’Connor (2007) menciona que el luto no es una enfermedad, es un proceso normal y natural que permite que la separación se convierta en una realidad, este proceso se da a través del duelo. De acuerdo con el DSM.IV (1995), el duelo es reconocido como un problema, objeto de atención clínica, característico, al menos en los primeros dos meses, por síntomas depresivos.
El duelo implica diversos aspectos que no podemos considerar definitivos, van en general desde los prime-ros momentos en los que se plantea la negación, la necesidad de aceptar la realidad de la pérdida, las alteraciones emocionales, el afrontamiento del medio en el que el fallecido está ausente y el continuar viviendo (Gamo y Pazos, 2009). Continúan, Gamo y Pazos (2009) argumentando que las secuencias temporales de este proceso también son muy variables, además pueden reactivarse ante otros duelos, nuevas pérdidas, acontecimientos biográficos, incluso reacciones de aniversario.
O’Connor (2007) complementa argumentando que el duelo sigue un patrón predecible: aun cuando uno de nosotros siga los pasos de ese patrón a su propio modo, también el mismo autor nos enumera las etapas por las que cursa una persona en el duelo:
Etapa 1. Ruptura de antiguos hábitos. (Del fallecimiento – 8° semana).
Es un periodo de entumecimiento y confusión, prevalecen los sentimientos de choque, incredulidad, protesta y negación. Es una etapa caracterizada por una sensación de indefensión para controlar los acontecimientos en tu vida. Con el pasar de las semanas surge la necesidad de abandonar los patrones acostumbrados de relación y romper los hábitos o las rutinas que se tenían con la persona fallecida.
Etapa 2. Inicio de reconstrucción de la vida. (De la 8° semana – 1° año).
El dolor y la confusión siguen siendo agudos pero estos van disminuyendo gradualmente. Los patrones de hábitos aun serán erráticos, como en un estado de flujo, cambiando de las anteriores rutinas establecidas a otras nuevas. Es probable que los sentimientos del suicidio surjan de vez en cuando, esto es normal y común, déjalos ir; sin embargo, si se vuelve obsesiva y persiste en la mente, debe buscarse ayuda profesional.
Etapa 3. La búsqueda de nuevos objetos de amor o amigos. (Del 1° año – 2° año).
La vida ha vuelto a la “normalidad”. Algunos hábitos antiguos se han restablecido firmemente y las nuevas costumbres se han vuelto cotidianas. El dolor emocional es menos agudo. El ser ya no esta en los pensamientos tan continuamente. La salud, en términos generales, vuelve a ser la habitual o incluso puede llegar a mejorar.
Etapa 4. Terminación del reajuste. (Después del 2° año).
Los hábitos cotidianos de la vida se han mezclado, se han unido los patrones antiguos con los nuevos. La vida es menos fragmentaria y agitada. Habrá ocasiones de euforia y satisfacción. Te sentirás más fuerte que nunca, y sabrás que puedes sobrevivir a cualquier pérdida. Sientes que eres una persona diferente y, en muchas formas, lo eres.
Una manera de confirmar la recuperación es comprobar cuanto tiempo de la mente ocupa ahora el ser perdido. Inicialmente la mente está inundada pensando en él un 100%. Al final del segundo año, el porcentaje cae hasta un 10% o menos.
Bravo (2006) explica que el hecho de aprender a afrontar la muerte es también aprender a asumir nuestra propia humanidad, para ello, existe una parte de la ciencia encargada de los asuntos relacionados con las pérdidas y el proceso de duelo: la Tanatología.
El término Tanatología o “La ciencia de la muerte”, tiene como objetivo fomentar y desarrollar holísticamente las potencialidades del ser humano, para enfrentar de la mejor manera las pérdidas mediante una existencia con una gran carga de  sentido, optimismo y creatividad. La Tanatología abarca muchos campos a tratar que van desde la atención al enfermo moribundo y a su familia, hasta la elaboración del proceso de duelo por una pérdida significativa.
Por otro lado, el tanatólogo es un profesional que tiene la capacidad de ayudar en el proceso de duelo, al igual que en cualquier otro tipo de pérdidas significativas, a la persona que se encuentra cerca de la muerte y a aquellas que lo rodean.
El tanatólogo debe contar con la capacidad de empatía, así, con respeto y confidencialidad, podrá brindar al paciente apoyo durante todo el proceso de muerte, en la elaboración del duelo y así lograr vivirlo y aceptarlo de una manera positiva.

[Judith Dominguez y Ricardo Legaspe son estudiantes de psicología en la FES-Iztacala, UNAM.]
Referencias
Bravo, M. (2006). ¿Qué es la Tanatología? En: Revista Digital Universitaria, 7, (8), 1-10.
DSM-IV., (1995). Otros problemas que pueden ser objeto de atención clínica, Manual Diagnostico y Estadístico de los Trastornos Mentales. Barcelona: Masson, 691-703.
Gamo, E. & Pazos, P. (2009). El duelo y las etapas de la vida, Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, 29, (104), 455-469.
O’Connor, N. (2007). Etapas del duelo, Déjalos ir con amor: la aceptación del duelo, México: Trillas, 29-41.

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