La luna
que ayer había mordido tu boca,
hoy se la está comiendo el hastío, los celos,
la desesperación, los recuerdos…
¿Y la esperanza de este amor…?
Aún está en ese cielo
estrellado
que siempre habla de ti,
es sólo que hoy es difícil de ver
y se nos ha hecho costumbre.
Ahora que tu cuerpo me rechaza
comienzo a sentir la soledad y el frio,
tal vez mañana le pida a ella
que me abrace, sé que aceptará.
Tal vez no haga falta que
pronuncies
un odio escondido, basta poder sentirlo
para creer que el cielo se cae a pedazos,
para sentir todo perdido y tener que callar.
Prometí una vez caminar sobre
llagas,
pero éstas son llagas sobre las llagas,
es dolor sobre un viejo dolor,
y aún así aparezco de pie ante ti,
estoy a tu lado y callo el dolor.
Hoy siento que permanezco para
ver cómo nos desintegramos,
para ver cómo nos devolvemos
a las piezas originales, separadas,
en el principio del fin nuestro.
Porque ambos sabemos que el
final
nos devolverá al funeral en el que
solíamos vivir antes del nosotros.
Hoy me siento muy ciega,
no sé si es un buen camino,
voy a tientas de humedad,
de latidos que gustan de mentir.
Voy a tientas de besos,
de caricias que sean sólo mías
y sólo encuentro sombras
y remiendos de lo que deseo,
migajas de lo que te guardas.
Si me diste todo a mi,
si todo era para mí,
¿por qué las mentiras?
Ahora busco fuerza donde no
existe,
ahora busco el futuro donde no está,
y mis manos se quedan vacías de ti…
inevitablemente
vacías de ti.
Yo sólo espero a que volvamos
al lugar en que nuestro amor
nos hacía fuertes. &
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