[Vida Desechable] Un mundo sin basura.

Introducción

En este artículo, Sandra Silva analiza el impacto ambiental que producen los desechos sólidos a nivel personal y en la rutina de la vida contemporánea sobre los residuos que genera para crear conciencia en la población.

Modernidad Contradictoria. José G. S. García.

El consumismo bajo el que vivimos desde los inicios de la era industrial ha ido en incremento, siendo este en el que se ha sustentado la economía capitalista del país. Lejos de ser un tema económico-social en el que se involucra la mercadotecnia y los medios masivos de comunicación llega hoy a ser un tema de mayor impacto en nuestras vidas ¿Cómo? Es indiscutible que el hombre en su naturaleza genera desechos, lo ha hecho desde sus inicios pero estos desechos han ido no solo en incremento junto con la población, sino que en nuestra búsqueda tecnológica por mejorar los materiales les hemos dado un mayor tiempo de vida provocando grandes masas de basura que tardaran años en degradarse.

Hoy en día vemos miles de campañas en cada medio de comunicación, en cada producto que compramos, en nuestras escuelas, trabajos y comunidades siendo más que obvio el mensaje de que somos los productores del daño ambiental, sin embargo a parece ser que aceptamos como nuestra naturaleza al inevitable impacto que causamos. Nadie deja de comprar botellas de PET a pesar de que sabemos que estas tardaran más de 100 años en degradarse, en nuestras casas utilizamos el televisor, la computadora, prendemos la tele del cuarto, la sala, la cocina todo al mismo tiempo y en su mayoría de veces innecesariamente. En conclusión el desgaste de mensajes causa un impacto bajo en la conciencia del hombre a comparación del sobresaliente impacto que causa la vida diaria del hombre en el planeta.

Aun sabiendo las consecuencias e invadir masivamente sus mentes con mensajes de catástrofes naturales, es inevitable este abuso de consumo. Tal vez el mensaje debe ir mas allá de cuida el medio ambiente, el mensaje debería ser "cambia tu modo de vida". Los anuncios patrocinados por empresas que evitan que dejes su consumo se disfrazan bajo la idea de generar desechos biodegradables cuando el mejor mensaje es ¡No generes desechos!

Nuestra vida es desechable.

La pregunta es ¿En qué momento pasa a ser basura la pila de celular que hace 5 minutos me era útil? ¿Cuándo se transformó en basura lo que hace un momento era una botella de agua? La respuesta es, cuando para el propietario el artículo u objeto pierden utilidad y son desechados al ambiente, ya sea atmósfera, suelo y/o agua. Esta es una breve definición de lo que llamamos residuo.

Desde nuestra infancia comienza el uso de uno de los productos de más alto impacto en el ambiente, por su-puesto hablamos del pañal. Lejos de que estos tarden en degradarse más de 5.000 años, la cantidad de pañales que se generan en la ciudad de México se traduce en 300 toneladas por día. De aquí el comienzo de una vida que genera desechos.

Simplemente pensemos en cada producto que conlleva nuestra vida diaria, la de una persona promedio. El alimento es lo primero, imaginemos un día común una ida a la tienda, el yogurt, la bolsa con papas, la sopa instantánea, la botella de Cola,…

Pensemos en nuestra rutina diaria por la que empieza la higiene personal, la pasta dental, el shampoo, el jabón, papel, la crema corporal… Seguimos y seguimos con una lista larga de plásticos que tienen más tiempo de vida que de utilidad.

Entre más habitantes, más generadores de desechos, entre más basura, más suelos y mares contaminados. Puede que la solución este en el control de población, puede que esté en el uso de materiales nobles con el ambiente, que la tecnología haga hazañas por evitar el catástrofe que producen nuestros residuos, puede que la basura se lleve a un agujero negro en el espacio. En todo esto existe un hecho, necesitamos una solución inmediata, tomar consciencia y actuar. Desde nuestras casas, nuestros trabajos, con nuestras familias y amigos. A donde vayamos porque uno forma parte de un todo y puede hacer la diferencia.

[Sandra Silva es estudiante de Química en Fes-Cuautitlán UNAM]